Indicadores
En cualquier organización, la toma de decisiones es uno de los aspectos más importantes de cara a la proyección y la mejora continua. Una mala decisión puede acarrear resultados nefastos para la misma. De ahí que sean los altos cargos de las compañías quien deben de llevar a cabo este tipo de acciones. No cabe ninguna duda, de que la implantación del empleo de unos indicadores sencillos, claros y fáciles de interpretar, pueden ser de gran ayuda en este proceso.
¿Es necesario trabajar con unos niveles extremos de detalle en la recopilación y análisis de los datos? Está claro que no. El error de muchas compañías está precisamente en la excesiva acumulación de datos, de cara a la toma de decisiones. Unos indicadores sencillos y bien enfocados al propósito que se quiere conseguir pueden ser la clave de una buena toma de decisiones.
Factores clave a la hora de tomar decisiones
Hay que señalar que todo proceso de toma de decisiones debe de precisar siempre de una toma de decisiones que emplea de manera equilibrada información, datos y conocimiento, así como la intuición. El balance entre datos, información y conocimiento de un lado, e intuición del otro, puede depender, a su vez, de varios factores entre los que se encuentran:
El rechazo al riesgo de los directivos. A mayor aversión al riesgo mayor necesidad de información, en tanto que, a menor aversión al riesgo menor necesidad de información.
Los niveles de inversión a llevar a cabo. Mayores inversiones suelen requerir de más información para decidir, mayores inversiones implican menos información para decidir.
Las capacidades intuitivas de los gerentes, así como el conocimiento que tienen del negocio. A una mayor capacidad intuitiva y conocimiento del directivo se requiere de menos información, y viceversa, a una menor capacidad intuitiva y conocimiento, se acompaña de una mayor necesidad de información.
Una buena manera para tomar decisiones desde una perspectiva basada en datos y análisis y que combine al mismo tiempo el uso de la intuición, es el que puede alcanzarse mediante el uso del Balanced Scorecard. Se requieren datos y análisis para correlacionar, proyectar y comparar indicadores. No obstante, el conocimiento y la intuición que tienen los directivos respecto al negocio puede reducir los tiempos de análisis y permitir decisiones relativamente confiables.
La medición de indicadores a través del Blanced Scorecard
El Balanced Scorecard, o mapa estratégico, se trata de un modelo de gestión integrado que aporta a las organizaciones una visión de conjunto e interrelacionada de diversas partes de la misma.
A través del Balanced Scorecard las organizaciones podrán establecer una determina estrategia desde una perspectiva multidimensional y dinámica. Frente a la definición más estática y unidimensional de otros modelos de gestión o planificaciones estratégicas. Cuando una determinada organización define su estrategia está realizando la gestión de los cambios y esfuerzos que le llevarán a alcanzar su visión y lograr resultados a largo plazo que están por encima de la media de su sector.
Al empleo del Balance Scorecard se le pueden asociar algunos de los siguientes conceptos. Todos ellos ventajosos para toda organización:
Visión: es la situación a alcanzar por parte de la organización a largo plazo, es decir, cómo se visualiza la propia organización con el paso del tiempo y teniendo en cuenta las variaciones que se producirán en su entorno.
Misión: es el leitmotiv de la organización, es decir, la razón de la existencia de ésta, sus actividades y los valores sobre los que se sustenta y que actúan de guía.
Objetivo estratégico: son los resultados que se espera alcanzar con la aplicación de las actividades que forman parte de su misión y que se inspiran en la visión de la organización a largo plazo.
Indicador estratégico: es una magnitud que nos ayuda a medir el grado en el que se están alcanzando los objetivos estratégicos marcados para la organización.
Proyecto estratégico o iniciativa estratégica: es todo aquel conjunto de actividades que se ordenan y actúan de forma conjunta dirigiendo a la organización a la consecución de los objetivos estratégicos de la organización. Por lo tanto, de la estrategia y visión de futuro.