Empresas visionarias tratan de entender e incorporar el concepto de Sostenibilidad en su estrategia central. La idea es proporcionar un marco adecuado para evaluar las acciones de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que muchas empresas realizan con buenas intenciones, pero en forma bastante divorciada de su propia estrategia de negocios.
Bajo el “paraguas” de la sostenibilidad es ahora posible revisar objetivos, metas, involucrados, acciones, productos y resultados. Voy a tratar de explicar qué significan estos términos con más detalle, términos que por lo demás son clave para incorporar insumos y elaborar líneas generales de acción que permitan diseñar una estrategia de sostenibilidad en una compañía.
La Sostenibilidad en las empresas permite establecer un vínculo entre el Desarrollo Sostenible[1] y los intereses generales de los negocios, adaptándolo como iniciativa estratégica para toda la empresa. Es decir, la Sostenibilidad permite ligar las metas de responsabilidad social con las de generación de utilidades y crecimiento de largo plazo. Debe ser medible a nivel de la empresa y para ello es importante crear indicadores mensurables de sostenibilidad.
El Desarrollo Sostenible dice que, como mínimo, las generaciones futuras no deberían quedar peor que las generaciones actuales. Mas aún, el stock de capital en una sociedad debería permanecer constante (incluyendo el capital natural y aquel de naturaleza antropogénica, es decir, creado por el hombre como puentes, presas, aeropuertos, fábricas, edificios, etc.). Inversiones pueden hacerse en estos dos tipos de capital siempre y cuando el valor agregado del capital no decline.
Dicho de otra manera, la Sostenibilidad es preservar la capacidad de crear bienestar. Cuando se dice que hay un interés en la ella debe entenderse que hay un interés en invertir. El conflicto profundo surge cuando los pobres por razones obvias quieren consumir y no invertir. ¿Cómo promover entonces la sostenibilidad en nuestras sociedades que tienen altos niveles de pobreza? Se dice que invirtiendo en conocimiento como activo ambiental neutro que puede contribuir al futuro. Esto ha hecho que algunos autores sostengan que hay que ser lo mas inclusivo posible cuando se habla de sostenibilidad. La inversión en el sentido mas amplio en una sociedad incluye el conocimiento, en especial el conocimiento científico y tecnológico que es un activo ambiental limpio.
¿Qué tan serios son los problemas ambientales de hoy en día? En el mes de marzo de 1992, en un documento que se llamó “Warning To Humanity” (Advertencia a la Humanidad), un grupo de 1,680 científicos de 49 países, entre los que se incluían 104 ganadores del premio Nóbel listó los ocho problemas ambientales más críticos a nivel global. Estos fueron problemas atmosféricos que incluían la capa de ozono y la lluvia ácida; el calentamiento global; recursos hídricos; contaminación y agotamiento de agua subterránea; daños a zonas costeras y agotamiento de pesquerías; desechos sólidos y peligrosos; erosión del suelo, agotamiento y salinización; destrucción del bosque húmedo tropical; la pérdida de especies y el crecimiento poblacional.
Se dice que la insuficiencia de agua dulce puede resultar uno de los problemas mas angustiosos del mundo en desarrollo al incrementarse los usos agrícolas, comerciales y residenciales del agua (Hart, 1997). El suelo es otro recurso en riesgo, en efecto, mas del 10% del humus del suelo ha sido seriamente erosionado, praderas y tierras de cultivo están reduciéndose y ya se ha comenzado a dar el caso en donde variedades existentes de cultivo no están respondiendo adecuadamente a un mayor uso de fertilizantes (Idem.).
La misma iniciativa recomendó cinco ideas para contrarrestar estas peligrosas tendencias:
Las actividades que causan daño ambiental deben controlarse para recuperar y proteger la integridad de los ecosistemas terrestres de los cuales todos dependemos.
Se deben manejar recursos cruciales al bienestar humano de una manera mas efectiva. En particular debería priorizarse el uso eficiente de la energía y el agua.
debe estabilizarse el tamaño de la población. Esto sería posible si todas las naciones reconocen que se requiere mejorar las condiciones sociales y económicas y a la vez adoptar efectivamente la planificación familiar voluntaria.
Se debería reducir y eventualmente eliminar la pobreza.
Debe asegurarse la igualdad de género y garantizar que las mujeres tengan control sobre sus decisiones de reproducción.
Por otra parte en El Millenium Ecosystem Assessment[2] (Marzo de 2005), se dio a conocer que casi dos tercios de los servicios de los ecosistemas de los que depende la sociedad humana son objeto de degradación debido a un uso no-sostenible. Esto constituye una amenaza directa a las economías y por ende a las empresas ya que lo que está en juego es la disponibilidad y calidad de recursos y servicios ambientales y de ecosistemas tales como materias primas, agua dulce, regulación del clima y el ciclo hidrológico entre otros.
Las raíces del problema pueden ubicarse en un explosivo crecimiento de la población agravado por un rápido desarrollo de las economías emergentes. La mayor parte del impacto por supuesto descansa en los países industrializados. Inclusive se ha llegado a afirmar que el reverdecimiento del mundo desarrollado ha ocurrido a expensas de los ambientes de las economías emergentes. Se mencionan como los “azotes del siglo XXI”: la reducción del área de bosques, pesquerías y tierras cultivables; la contaminación urbana; la pobreza; las enfermedades infecciosas y la migración.
Esta situación viene a afectar directamente (mas aún para aquellas empresas que hacen un uso intensivo de insumos basados en recursos naturales como por ejemplo el agua) a las empresas ya que aumentan los costos de hacer negocios (la necesidad de tratar aguas de mala calidad por ejemplo), cambian las preferencias de clientes e inversionistas, la disponibilidad del capital y de los seguros.
Es por tanto imprescindible contar desde ya con el liderazgo empresarial necesario para crear una sociedad sostenible, mas aún cuando no solo la calidad de vida sinó las utilidades para las empresas se encuentran en juego. A este respecto y según el profesor Stuart Hart (1997) “al enfrentarse a clientes empobrecidos, ambientes degradados, sistemas políticos fallidos y sociedades en desintegración, será mas difícil para las corporaciones hacer negocios”. Visto desde una perspectiva más global, el gran desafío es el poder construir una economía global sostenible.
También se dice que son las corporaciones las únicas organizaciones que tienen los recursos, la tecnología, la globalidad –y en última instancia- la motivación para lograr la sostenibilidad. Las empresas estarán vendiendo soluciones a los problemas ambientales del mundo, ellas son parte del problema pero también son parte importante de la solución al ser las dueñas y generadoras de la tecnología.
Se dice que el Desarrollo Sostenible representará durante las próximas décadas, una de las mejores oportunidades en la historia del comercio. En síntesis ¿Cuál debería ser la respuesta de los negocios? La respuesta es la Sostenibilidad como parte central de su estrategia. Voy a elaborar este aspecto en la segunda parte de este artículo.
______________________________________________________________________
[1] El término desarrollo sostenible, perdurable o sustentable se aplica al desarrollo socio-económico y fue formalizado por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en Asamblea de las Naciones Unidas en 1983. Dicha definición se asumiría en el Principio 3.º de la Declaración de Río (1992) y es enunciada como: Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.
[2] El Millenium Ecosystem Assessment (MA) es un programa de investigación que se enfoca en cambios en el ecosistema a lo largo de varias décadas y proyecta dichos cambios al futuro. Fue lanzado en el año 2001 con el apoyo de las Naciones Unidas. En marzo de 2005, dio a conocer los resultados de los primeros cuatro años de estudio sobre el uso y agotamiento de una variedad de recursos naturales del planeta.