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Estrategia organizacional. 7 comportamientos esenciales de un líder


Muchas veces se ha focalizado la falta de éxito de la estrategia organizacional en una mala definición de las mismas. Actualmente, con una mayor disponibilidad de información sobre los mercados y el contexto, con líderes de estrategia más formados y con herramientas de planeamiento estratégico mucho más perfeccionadas, el porcentaje de estrategias que fallan por un error en la definición se ha visto considerablemente reducido. En cambio, la incorrecta o inexistente ejecución es una de las principales causas que llevan a las empresas a fallar en su estrategia.

Es habitual que las organizaciones hayan asumido a través de los altos directivos y los líderes tradicionales una estrategia organizacional focalizada en el alto nivel, es decir, desde un punto de vista más intelectual o filosófico. De este modo, no tienen en cuenta la implementación de la misma como un elemento estratégico, sino que la relegan a un aspecto más táctico y del día a día, restándole importancia frente a otros elementos de la estrategia.


La ejecución debe ser el elemento fundamental de la estrategia organizacional

Los líderes que se involucran en la ejecución buscan las desviaciones que se hayan generado respecto al estado deseado de la organización. Una vez que se han identificado, actúan para reducir esas desviaciones, establecer un estado deseado que sea más ambicioso para la organización y continuar ejecutando la estrategia.

Realmente, a lo que se debe aspirar es a un cambio profundo en la forma en la que se afronta la estrategia. El objetivo es que las personas actúen hacia una nueva forma de pensar, no que las personas piensen en una nueva forma de actuar.

En la obra “Execution: The Discipline of Getting the Things Done”, Charan y Bossidy, referente en este contexto, se detallan 7 comportamientos esenciales que debe de tener un líder a la hora de ejecutar la estrategia organizacional:


Conoce a tu personal y a tu negocio

Conocer a las personas que forman parte de la organización y conectar personalmente con ellas es una gran ayuda a la hora de intuir cómo funciona el negocio y cómo funcionan las personas que forman parte de él. Además, personaliza la misión de las personas de la organización que están a cargo de alcanzar y favorece un diálogo más honesto, aunque hay que tener cuidado, porque algunas personas pueden llegar a considerar personal cualquier problema surgido.


Insiste en ser realista

Hay que ser consciente de las fortalezas y de las debilidades de la organización. En la mayoría de los casos, los líderes son capaces de identificar las fortalezas, pero las debilidades son más difíciles de conocer, priorizar o determinar qué hacer frente a ellas.


Fija metas y prioridades claras

Los líderes no deben perder la perspectiva de focalizarse en varias prioridades, tres o cuatro, que estén claras para el personal. Esto permite obtener mucho mejores resultados que manejar 10 ideas para las cuales no es sabe cuál es la más importante ni cuál es la que influenciará en mayor medida los logros de la organización. La simpleza del discurso y la forma directa en la que se expresan los líderes que ejecutan no es nada más que una manera de simplificar las cosas, hacerlas entender a otros, poder evaluarlas y actuar sobre ellas sin que sean vistas como algo que exceda el sentido común.


Sigue siempre adelante

Esta es una de las claves de la ejecución. Un líder que es bueno en ejecución, sigue delante de forma constante. Por ejemplo, nunca acaban una reunión si antes no se han definido los siguientes pasos, quién los realizarán, cuándo y cómo, qué recursos empleará y cuándo se realizará la revisión y quién estará implicado en ella. Tampoco se verá a un líder de ejecución de la estrategia poner en marcha una iniciativa si no está comprometido con ella y preparado para verla funcionar.


Recompensa a quienes hacen las cosas

Si quieres que tu equipo alcance unos determinados resultados, has de recompensarlo de acuerdo a lo que esperas del mismo. Aunque este enunciado parezca algo de sentido común, es más común de lo que se puede creer que los sistemas de recompensa y reconocimiento del personal se alejan de los logros organizacionales suponiendo una falta de alineación entre estrategia y personas. Esto repercute directamente siendo un lastre para la organización y una inconsistencia a la hora de afrontar la consecución de los logros esperados.


Amplía la capacidad de las personas

A pesar de que la educación es una de las principales herramientas para hacer que las personas puedan crecer y desarrollar sus capacidades, el 80% de las mismas se adquieren fuera del aula. Hay que fundamentar el desarrollo personal en poner en práctica sus capacidades y que sean conscientes de que son aquello que les va a hacer más valorados por la organización ya que gracias a ellas, la organización gana.


Conócete a ti mismo

Un líder en una organización de hoy día ha de ser una persona con una gran fortaleza emocional. Es constante la exposición a situaciones en las que no se puede mostrar debilidad y hay que estar completamente seguro de ti mismo. Sera necesario que las personas sean capaces de hablar de forma honesta, confiar en resolver los conflictos o aceptar una crítica constructiva. Las cuatro actitudes que configuran el perfil de una persona con fortaleza emocional son:

Es auténtico/a: es transparente, no es un farsante. Lo que se ve por fuera es lo que hay dentro.

Tiene consciencia de si mismo/a: es lo que le otorga la capacidad de aprender de sus errores, del mismo modo que de sus éxitos.

Tiene control de si mismo/a: esto le permite ser responsable de su conducta, adaptarse al cambio, aceptar nuevas ideas y mantener su integridad y honestidad bajo cualquier tipo de condiciones.

Es humilde: cuanto más pueda contener su ego, podrá ser más realista sobre sus problemas, y podrá aprender de cualquiera en cualquier momento

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