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Conozca los 3 verbos clave de la gestión estratégica


Gestión estratégica

Cuando una organización decide poner en marcha una estrategia, emprende un camino con un punto de inicio concreto. No ocurre lo mismo con el fin: la estrategia es algo vivo, que se revisa y adapta periódicamente. Por lo tanto, no existe un fin del camino como tal. Lo que sí existe es una serie de pasos secuenciales que están presentes en toda gestión estratégica.

En Balanced Scorecard, que es el principal modelo de gestión de la estrategia, encontramos una trinidad de funciones interactivas que enumeraremos a modo de verbos.

1. Planificar

La planificación representa el principio del camino. Es la expresión de la premisa “pensar antes de actuar”. El contexto es cambiante: lo que ayer era válido, hoy puede no serlo. Unos principios sustituyen a otros. Esta incertidumbre debe conducir a la planificación. Lo que se trabaja aquí son los objetivos, los cuellos de botella, las diferentes estrategias y las acciones.

Es momento de preguntarse: ¿Hasta qué punto es válido la meta de incrementar la rentabilidad? Puede parecer muy obvio, pero, ¿es ese el verdadero motivo por el que se creó la empresa en lugar de para vivir mejor más tiempo? El impulso siempre será colocar el ROI o el EBITDA encabezando el mapa estratégico, pero, ¿esos KPI nos indicarán cuánto estamos avanzando en la verdadera razón que dio origen a la organización? Es momento de reflexionar.

Lo primero es detectar los cuellos de botella. El hecho de detectarlos (como punto intermedio entre las metas y las estrategias) supone una innovación, ya que gran parte de los ejecutivos encargados de la gestión estratégica los ignoran. En su ejecución aparece como oportunidad de innovación, la búsqueda de obstáculos en los niveles superiores de una organización. Los cuellos de botella se hallan de la mitad hacia arriba en la jerarquía, pero los tapones se encuentran justo en la parte más alta. La cultura es la que alimenta todo, y esta es promovida por los líderes de jerarquía superior. Por eso, es ahí donde han de buscarse los cuellos de botella más estrechos.

Lo siguiente sería encontrar obstáculos en la función principal del producto o servicio y después, localizarlos en sus características de calidad del producto o en sus atributos del servicio. Para ser eficaz en la tarea de localizar los cuellos de botella es fundamental ser completamente honesto. Se trata de localizar nuestras propias debilidades como organización y corregirlas.

¿Quiénes deben participar en la fase de planificación? Aquí es importante destacar que todos pueden aportar algo. La creatividad no es algo reservado a los líderes con mayor poder de decisión.

2. Ejecutar

Ahora nos enfrentamos a la ejecución en el ámbito de la gestión estratégica. La clave de toda estrategia se haya en este punto. Sin la correcta ejecución, nada de los planeado tiene sentido. Las oportunidades para innovar en el proceso de ejecución hay que buscarlas en la siguiente lógica: si no existe voluntad, no debe ejecutarse. La voluntad hay que provocarla y la mejor forma de hacer esto es dando ejemplo. En este punto, cabe preguntarse, ¿Qué maneras hay de motivar y provocar voluntad a parte de dar ejemplo? ¿Qué se puede hacer, además de los clásicos sistemas de compensaciones para provocar dicha voluntad en las personas que han de ejecutar lo planeado? Es importante encontrar respuesta para la cuestión de si los sistemas planteados realmente están motivando a las personas, sí o no. En una organización en la que los líderes no dan ejemplo y, además, no encuentran la manera de motivar y generar voluntad en las personas, es harto improbable que la ejecución de lo planeado sea efectiva.

3. Controlar

El principal problema en el ámbito del control radica en la duda acerca de los límites del mismo: ¿desde dónde has dónde se controla?. Es positivo conocer las experiencias de organizaciones que han reinventado sus modelos de gestión. En ellas, los estrategas han implementado sistemas de control alternativos al tradicional de desde arriba hacia abajo. Han empleado sistemas de control horizontal o combinando control desde abajo hacia arriba con autocontrol. Otro aspecto importante es la toma de decisiones. Se pueden tomar decisiones inmediatas, preventivas y correctivas. Hay que tomar decisiones inmediatas lo más lúcidas posible.

Un hábito común cuando se controla, por otra parte erróneo, es enfocarse solamente en las desviaciones negativas, dejando atrás las positivas.


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